Algunos, generalmente críticos de la invasión de Irak en 2003, creen que la raíz de estos acontecimientos se remonta a la construcción sin éxito de la nación iraquí, así como a la división étnica y sectaria. Por otro lado, la guerra civil siria dio al grupo Estado Islámico y otros grupos yihadistas suníes una causa y un campo de batalla, cuando parecía que su campaña en Irak se encontraba en declive. Sus victorias en suelo sirio les dieron una base y un impulso. Según Tony Blair, ex primer ministro del Reino Unido, «no hay duda de que una de las principales causas inmediatas de la toma de control de Mosul por Estado Islámico es la situación en Siria. La operación en Mosul fue planeada y organizada desde Raqqa, a través de la frontera siria. Los luchadores se entrenaron y se endurecieron en la guerra siria. Es cierto que se originan en Irak y que se han enfocado [de nuevo] en Irak durante los últimos meses. Pero el extremismo islamista, en todas sus distintas manifestaciones como grupo, se reconstruyó, se refinanció y se rearmó como resultado de su habilidad para crecer y ganar experiencia en la guerra en Siria». El punto de vista de Blair fue criticado por varios oficiales y políticos, entre ellos el antiguo general Michael Rose, el miembro del gabinete de Blair, Clare Short y el exparlamentario del Partido Conservador Peter Tapsell, como engañoso, ya que en su opinión no mencionaba la invasión de Irak como causa próxima del aumento del extremismo. Fareed Zakaria, redactor de la revista Time y asesor político en una ocasión de la política de Oriente Medio de la Administración Bush, alegó que la contraproducente intervención occidental en Irak y Siria sirvió para acelerar la lucha interna sectaria en ambos países y les dio poder a los radicales de ambos lados. El Financial Times describió los conflictos que abarcan Irak y Siria como guerras religiosas similares a la guerra de los Treinta Años europea. Según Richard Barrett, el número de ciudadanos británicos que han ido a Siria e Irak para luchar a favor de los insurgentes podría ser de unos 500 yihadistas.